El bombardeo de una maternidad y hospital infantil en Mariúpol, una ciudad al sureste de Ucrania, generó indignación alrededor del mundo.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, responsabilizó al ejército ruso del ataque, y lo describió como “un crimen de guerra”.

El vicealcalde de Mariúpol, Sergei Orlov, le dijo a la BBC que tres personas, incluido un niño, murieron en el ataque. Según los informes, hubo al menos otras 17 personas que resultaron heridas, algunas de los cuales son mujeres embarazadas.

“Estoy absolutamente seguro de que [las tropas rusas] conocen esta instalación. Este es el tercer hospital que están destruyendo en esta ciudad”, le dijo a la BBC.
Rusia insiste en que los combatientes ucranianos sacaron al personal y a los pacientes del hospital y establecieron allí sus posiciones.El bombardeo, según una declaración del Consejo de la Ciudad de Mariúpol, fue “colosal”. Videos y fotografías muestran los restos del edificio con las ventanas y puertas destruidas, así como su interior.

También se pueden ver autos quemados y un enorme cráter a las afueras del centro hospitalario.
Mientras, líderes mundiales se han unido para también condenar lo sucedido. La Casa Blanca lo describió como “bárbaro” y el gobierno de Reino Unido como “depravado”.
Ante los hechos, Zelensky solicitó nuevamente una zona de exclusión aérea sobre Ucrania para evitar que sobrevuelen los aviones rusos, petición que Estados Unidos y los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han rechazado.
“¡Cierren el cielo ahora mismo! ¡Detengan a los asesinos! Tienen poder, pero parece que están perdiendo humanidad”, sostuvo el mandatario en Twitter.
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