Muchas niñas están siendo explotadas en bares y locales de música folclórica en Nepal, algunos de los cuales sirven como puertas para el comercio sexual.
Según algunas estimaciones, miles de menores viven de esta manera, de acuerdo a la periodista de la BBC Geeta Pandey quien reporta desde Nueva Delhi.
Cuando Rita emigró de su aldea natal a la capital nepalesa, Katmandú, pensó que escaparía de la pobreza.
En su aldea, Rita (su nombre fue cambiado para su protección) vivía con su madre alcohólica y sus hermanos. Su padre se había mudado a Malasia para trabajar, abandonando así a la familia.
“Al principio solía enviarnos dinero, pero luego dejó de hacerlo”, cuenta Rita. “No teníamos suficiente tierra, así que me vine a Katmandú cuando tenía 12 o 13 años“.
Sus trabajos en la capital fueron variados. Trabajó en una fábrica de ladrillos, limpiando y lavando utensilios en una casa, en la cocina de un hotel y de vendedora en tiendas.
Le pagaban poco, las jornadas eran agotadoras y, con bastante frecuencia, sus compañeros de trabajo abusivos intentaban tocarla y manosearla, recuerda.
A los 14 años, Rita consiguió un trabajo en un restaurante donde tenía que sentarse a comer y beber con los clientes.
“Los clientes fumaban narguile y bebían alcohol”, relata. “Me tocaban las manos, decían cosas vulgares, pero no podía objetar. Algunos incluso querían besarme. Solía escaparme diciendo que quería ir al baño“.
Al compartir su historia con activistas del programa Child Labor Action Research (Clarissa), financiado por el gobierno británico, Rita detalló incidentes en los que la obligaban a beber alcohol y la llevaban a casas de huéspedes o alquilaban habitaciones y le ofrecían dinero a cambio de sexo.
Los activistas afirman que Rita es una de los cientos, posiblemente miles, de niños nepaleses, algunos de tan solo 11 años, que viven atrapadas en el negocio del entretenimiento para adultos, bajo una forma terrible de trabajo infantil.
Fuente: BBC
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